¿Sabes cuál sería el mejor regalo posible? Una moneda con dos caras, como en los episodios de aquella serie que me invitaba a soñar. Sí, quiero una moneda con dos caras. ¿Cara o cruz? ¡Cara! No puede salir mal… Y si sale mal, ¡qué más da! Al menos eres consciente de que has recuperado a tu querido amigo con el que tantas cosas has vivido… Y eso ya no te lo quita nadie.